Oda a ti

Hace casi 10 años que te buscaba. Después de pérdidas, dolor, depresión, reposo, peleas y más, debo confesarte que pensé en desistir. Creía que no podría soportar una vez más esa clase de dolor, y el arriesgarme a intentar una vez más no era buena idea pues la relación riesgo beneficio era más de lo primero que de lo segundo.

Y fue sin buscarte que apareciste. Un día me levanté y te sentí allí. No sé cómo explicarlo pero tuve la certeza de que estabas ahí,  de que habías llegado y de que, aunque nadie te había invitado, tú llegaste porque sabías que era tu momento y lo reclamaste con todas tus fuerzas.

Pero aunque sabía que estabas allí no quise recibirte, no quise reconocer tu presencia. Me dije, voy a esperar hasta que te acerques y toques la puerta con todas tus fuerzas. Por el momento te pongo en espera.

Y en espera duraste hasta que fue inminente tu presencia. Hasta que la cabeza, el corazón y el alma me gritaron que ya no te negara más. Que no tuviera miedo de recibirte, de quererte, de abrazarte, de entregarme a ti. De darte todo mi amor incondicional aunque no tuviera pruebas certeras de tu permanencia.

Así que me lo tomé en serio, abrí mis ojos y te vi. Estabas ahí, formándote. Estabas ahí hacía tiempo. Estabas ahí desde siempre. Realmente nunca te fuiste, sólo estabas tomando una siesta, retomando fuerzas para poder de nuevo levantarte y esta vez, esta definitiva vez, agarrarte fuerte y no volverte a soltar jamás.

Hablamos. Yo te hablé. Tú me respondiste. Te pedí que no te fueras. Me dijiste que nunca lo harías. Te dije que tenía miedo. Me dijiste que no temiera más y que me dejara llevar. Te prometí que aunque tuviera miedo no renunciaría jamás, que no te dejaría morir. Me prometiste que tú tampoco me dejarías morir. Tú eras el mío. Yo era la tuya. Éramos uno.

Y como un luchador, como un verdadero revolucionario cumpliste tu palabra. Te agarraste duro, aunque te dieron pela, aunque te batuquearon, aunque te jodieron, no te dejaste caer. Te mantuviste firme, rodilla en tierra con valentía y gallardía. Con amor, con ternura, con belleza, con alegría, con esperanza te mantuviste batallando conmigo, no me soltaste jamás. Y aunque lloré, y tuve miedo, y me puse nerviosa, y me preocupé y me enloquecí, siempre seguí contigo. Tampoco te solté.

Tú me enseñaste a ser valiente. Tú me mostrarte que ante las situaciones más adversas el valor y el amor son los estandartes de la lucha y la victoria. Te sentí como una patria, y a mi como el pueblo que te defendería con su vida. Tú me enseñaste a ser mejor. A ser más adulta sin ser amargada. A ser más responsable sin ser esclava. A ser más humana sin ser cursi. A ser más humilde sin perder mi autoestima. A ser más segura sin ser arrogante. A ser más pueblo sin ser pendeja. A ser más revolucionaria. A ser más mujer. A ser más igualitaria. A ser más justa. A saber lo que de verdad, pero de verdad verdad importa. A saber lo que de verdad, pero de verdad verdad es necesario. A saber de verdad, pero de verdad verdad lo que es estar bien.

A ti te debo mucho. No sé si todo, pero sí sé que todo mi presente, y en consecuencia todo mi futuro te lo debo a ti. Y sé también que poco me debes. Que todo lo que hice, hago o haga por ti ha sido mi decisión, y que me responsabilizo por ello, y por ende, nada tienes que agradecerme o que darme a cambio. Pero sé también que todo lo que hice, hago o haga es pensando en tu beneficio, y espero que mientras pasen los días puedas verlo y apreciarlo, porque nada me haría más feliz que cuando no estemos juntos me recuerdes y me ames, como yo te amo a ti.

Moisés, hijo, hace 10 años te buscaba, y sé que siempre estuviste ahí. Tu alma siempre estuvo pegada a mi, desde la primera vez que te concebí hasta la última en la que por fin pudiste llegar. Somos y seremos siempre almas gemelas. Eres lo que más amo, necesito y respeto en este mundo. Espero ser yo lo mismo para ti en tu vida, pero espero, por sobre todas las cosas, ganarme ser todo eso para ti en tu vida.

No me importaría haber esperado por ti 1000 años más, porque ahora que estás aquí a mi lado, siento que todo el dolor ha valido la pena. Siento que no lo hubiera querido de otra manera porque no te hubiera podido apreciar tanto como ahora, en todas tus dimensiones, en todos tus niveles.

Eres lo que siempre soñé, y la realidad es mucho mejor que el sueño.





Comentarios

  1. EXCELENTE, BELLO Y HERMOSO amiga, que lindas palabras y que AMOR tan inmenso por ese maravilloso negrito! créeme también lo amo porque un bebe es lo mas hermoso de la vida y el AMOR QUE NOS DA DIOS SE VE REFLEJADO EN ELLOS. Aun no he tenido la oportunidad de tener los míos (no se si se dará en esta vida) pero se que tengo un AMOR inmenso para dárselo cuando los tenga. Por ahora lo reflejo en mi familia, mis sobrinos que los AMO profundamente!Que hermoso imagino es SER MADRE, por ahora me toca ser TIA Y SE SIENTE SUPER!!!Gracias por compartir tan hermosas palabras conmigo!!! P.D.: Quiero ver a ese negrito despierto para darle muchos besos!!Mira que soy su tía política!

    ResponderEliminar
  2. Delia, eres la mejor tía, estoy segura! Y mi Moi también es tu sobrino! te amamos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares